El Informe Planeta Vivo relaciona el Índice
Planeta Vivo —una medida sobre la salud de la biodiversidad mundial—
con la Huella Ecológica y la Huella Hídrica —medidas de la demanda de la
humanidad sobre los recursos naturales de la Tierra. Estos
indicadores demuestran claramente que el impulso sin precedentes de la
riqueza y el bienestar en los últimos 40 años está provocando presiones
insostenibles sobre nuestro planeta.
La Huella Ecológica muestra que hemos
duplicado nuestras demandas sobre el mundo natural desde los años 60,
mientras que el Índice Planeta
Vivo muestra una caída del 30% en la salud de aquellas otras especies que son la base de los servicios ecosistémicos
de los que todos dependemos.
El
rápido crecimiento económico ha generado un continuo aumento de la demanda de recursos para alimentos y
bebida, energía, transporte y productos electrónicos, espacio vital y
para depositar residuos, especialmente el dióxido de carbono
procedente de la quema de combustibles fósiles. Como estas demandas ya
no pueden satisfacerse dentro de las fronteras nacionales, se buscan cada
vez más en otras partes del mundo.
Los efectos son claramente visibles en los índices Planeta Vivo del mundo tropical
y de los países más pobres, que han disminuido un 60% desde 1970.
Las
implicaciones son claras. Las naciones ricas deben encontrar formas de vivir sin presionar tanto a la
Tierra para reducir considerablemente su huella, en especial su
dependencia de los combustibles fósiles. Las economías emergentes de
rápido crecimiento deben también encontrar un nuevo modelo que
les permita seguir mejorando el bienestar de sus ciudadanos de
una forma que el planeta pueda realmente sostener.
Para todos
nosotros estas cifras plantean cuestiones sobre cómo adaptar nuestras
formas de vida y nos obliga a buscar definiciones
de desarrollo que incluyan los imperativos de cuidar los recursos
naturales, para vivir dentro de su capacidad regenerativa y apreciar el
valor real de los bienes y servicios que proporcionan.
La
crisis económica de los últimos dos años nos ha ofrecido una oportunidad para revaluar las actitudes
fundamentales sobre el uso de los recursos naturales del mundo. Pero hay
algunos síntomas de cambio.
La duplicación de nuestra demanda de recursos
naturales desde 1966, además de estar usando el equivalente a 1.5 planetas para
satisfacer nuestras necesidades. Si como humanidad continuamos viviendo más
allá de los límites del planeta, para el año 2030 necesitaremos anualmente la
capacidad productiva de 2 planetas enteros.
Existe una tasa alarmante en la pérdida de la biodiversidad, sobre
todo en países tropicales de bajo ingreso económico. Mientras tanto, los países
desarrollados viven en una ilusión alimentada por el consumo excesivo y altas
emisiones de carbono.
“El Informe Planeta Vivo 2010 nos advierte que
de continuar con nuestras tendencias actuales de consumo, llegaremos a una
situación irreversible”, “4.5 planetas serían requeridos para satisfacer la
demanda de una población mundial, cuyo estilo de vida fuese el mismo de un
ciudadano promedio de los Estados Unidos de Norte América o de los Emiratos
Árabes Unidos”.
Los países con alta dependencia sobre los recursos naturales ponen en riesgo sus economías. Aquellos países capaces de proveer una buena calidad de vida a sus habitantes sobre una baja demanda ecológica, no sólo contribuirán al bienestar global, sino que también se convertirán en los líderes de un mundo con limitados recursos naturales.
“El reto impuesto por el Informe Planeta Vivo
2010 es claro”, “Tenemos que encontrar la manera de satisfacer
las necesidades de una humanidad en expansión dentro de los límites del
planeta. Todos nosotros tenemos la responsabilidad de encontrar el camino para
hacer mejores elecciones en la forma en que producimos, consumimos y usamos
nuestra energía”.
Extraido del informe de planeta vivo de WWF Internacional
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