miércoles, 7 de diciembre de 2011

COMO SE COMUNICAN LOS CABALLOS


El lenguaje del caballo nace desde el lenguaje del corazón ya que, sin ninguna falsedad, se muestran en todo momento tal como son y tal como se sienten.
¿Sabías que los caballos perciben como nos sentimos y se comportan, por tanto, del mismo modo? 
 Los caballos son animales de presa muy sensibles que viven en manadas perfectamente organizadas. Su supervivencia depende de su habilidad de percibir cualquier incongruencia en el medio ambiente. La seguridad de la manada requiere de una continua comunicación entre sus miembros. 

La forma de comunicación más importante para los caballos son las emociones. Si un miembro de la manada siente miedo, el resto automática y simultáneamente responde huyendo. Ellos perciben el mensaje emocional a modo de información para saber qué actitud tomar en caso de emergencia. En las manadas, no se permiten actitudes incoherentes entre sus miembros pues pueden poner en peligro las vidas de todos. Por eso, las madres son sumamente estrictas con sus crías.    

Los humanos vemos las emociones de forma muy distinta. En nuestra civilizada sociedad, nos han enseñado a no mostrar nuestras verdaderas emociones y sentimientos para sobrevivir. Nos ponemos una máscara para protegernos e intentamos ocultarnos lo que realmente sentimos. Los caballos viven en el presente. A ellos no les interesa lo que pasó ayer, ni hace un año ni siquiera hace minutos. Ellos no tienen apegos. 

El caballo percibe y refleja cómo nos sentimos en ese preciso instante, Cuando humanos y caballos se encuentran ya sea para practicar algún deporte, por algún tratamiento de sanación o por casualidad, las máscaras no funcionan, los caballos simplemente no les prestan atención. Ellos pueden percibir perfectamente lo que sentimos en nuestro estómago, en nuestra cabeza y en nuestro corazón. Ellos son especialistas en leer lo que nos pasa por dentro, y reflejan mediante su lenguaje corporal nuestras emociones y nuestros miedos. Por ello es que se dice que tienen la capacidad innata de ser espejos nuestros. Así  como en la manada se requiere coherencia y respeto para sobrevivir, el caballo no responde a nosotros cuando no estamos actuando de manera auténtica a nuestros sentimientos. Por el contrario, ellos van a responder a nuestras emociones escondidas, las que muchas veces, incluso nosotros desconocemos.
Los caballos se apartan de las personas que tienen tensión en el cuerpo, para ellos son una amenaza. Por más que no vivan en manadas, ellos siempre conservan el instinto de animal de presa. En cambio, si la persona está centrada, libre de tensión y focalizada en sus verdaderas emociones, el caballo se relajará y confiará en ella. Los caballos se relajan cuando todos los miembros de la manada se encuentran en su cuerpo relajado dentro del medio ambiente. Si un caballo no se fia de un humano yo me fío del instinto del caballo. 
Deberíamos aprender de los caballos a comunicar abiertamente lo que realmente nos pasa, qué sentimos, cuáles son nuestras dudas, miedos y sensaciones más extrañas. Seamos conscientes de nuestros pensamientos y sentimientos y usémoslos como información para poder vivir coherentemente, en el presente, dentro de la compleja sociedad humana. 

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