EXTRACTO DEL ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA GALOPE No. 61
Continuamos con la descripción y análisis realizado en el articulo anterior en la revista no. 60 nos centraremos en el significado de los ollares y ojos en los caballos.
Hay muchos tipos de ollares, podemos encontrarlos largos, cortos, móviles, rígidos, con bordes finos o gruesos.
Los
caballos que tienen ollares grandes y móviles
normalmente
son muy inteligentes, los ollares de tamaño
medio, anchos en la base, como en la parte superior son indicativos de una
inteligencia media, al ser grandes móviles y abiertos, donde el borde suele ser refinado y la
parte inferior esta bien abierta, es indicativo de una naturaleza inteligente que muestra interés
y muy activa. Cuando los ollares tienen los bordes
bien definidos indican rapidez mental e inteligencia. También
si son grandes, abiertos y redondeados
por la parte superior serán caballos muy despiertos.
Cuando
encontramos un caballo con dificultad para aprender, que no entiende lo que se
le pide sus ollares suelen ser estrechos
y rígidos. Esta forma puede
cambiar a medida que el caballo desarrolla su interés y su mente. Si
analizáramos las fotos nuestros caballos durante su proceso de aprendizaje
veríamos como esta característica se va modificando, siendo mas representativos
en los caballos jóvenes por que aun deben madurar y modificar su morfología,
pero inclusive en caballos adultos que estén en proceso de aprendizaje se
pueden modificar.
El
análisis de los ojos y de la mirada del caballo es extremadamente importante
por que son un reflejo claro de su personalidad, en terapia con caballos
utilizamos la expresión “mirarse en los ojos de un caballo” puesto que sencillamente
no mienten.
Sus
expresiones no son estáticas, son cambiantes de acuerdo a su estado de ánimo, a
su estado físico y por supuesto son una clara manifestación de su relación o
vinculo con el humano.
Podemos
en las diferentes situaciones que compartamos con nuestro caballo analizar sus
ojos, para así como con un niño sin necesidad de la palabra conocer el estado
en el que se encuentra en ese momento y llegar a conocer a fondo su
personalidad.
Durante
los trabajos de entrenamiento nos fijamos en los ejercicios que debe realizar
el caballo y en su ejecución pero no nos detenemos en sus expresiones y
muchísimo menos nos apoyamos en su morfología. Los anteriores análisis nos
enseñan que si nos detenemos a conocer morfológicamente a nuestros caballos
podemos entender sus capacidades y su personalidad, sacando el máximo provecho
de ello y optimizando los resultados del binomio, evitando muchos castigos
innecesarios y mejorando inevitablemente
la relación jinete-caballo.
Los artículos de la revista no 60 y este han sido realizados en colaboración con Oriol de la Cruz de Frisones de la Cruz quien realizo la selección y el análisis de personalidad de los caballos escogidos desde el punto de vista del domador.
PUEDES LEER EL ARTICULO COMPLETO EN LA REVISTA GALOPE NO 61